He estado hoy viendo documentales y videos sobre Karl Marx. Hay una cosa que me llama poderosamente la atención. Karl Marx acabó precario (viviendo de la caridad de Engels), desmoralizado y soportando penurias, algo que ha pasado con muchas, muchísimas mentes lúcidas en la historia de la humanidad.

    Karl Marx elaboró una de las obras más importante de la historia del pensamiento, infinita, capaz de evolucionar con el tiempo y hacer evolucionar consigo a la sociedad. ¿El qué somos, de dónde venimos y a dónde vamos? tuvo más respuestas, y sentido, después de Marx.

    Actualmente, la cultura y la ciencia vagan a su suerte, apartados de las prioridades de cualquier estamento de representación social, que cuida sus bancos y sus créditos y su deuda y su déficit y sus políticos corruptos y su Troika y su Merkel y los bolsillos de mucha gente rica que solo quiere hacer más y más dinero, pero no cuida las mentes que pueden hacerla evolucionar. Es la dictadura del Capital, aquello contra lo que luchó Marx. Y es también un ciclo infinito y tenebroso que, de igual manera, me hunde ahora en el sillón consumiéndome por dentro y, mañana, me obliga a luchar por una realidad mejor.

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      Escritor y Social Media Manager. Ha escrito el libro Yo, precario (Libros del Lince 2013), Juan sin miedo (Alkibla 2015), Hijos del Sur (Tierra de Nadie 2016) y SOS (2018). Ha sido traducido al griego y al alemán. En 2014, creó La Réplica, periodismo incómodo.